Actualmente, la Argentina cuenta con leyes mineras que fueron creadas en la década del 90- y que aún siguen vigentes- que fueron la puerta de entrada para empresas transnacionales que buscan materiales preciosos en el país a costa de poco dinero para el país. La destrucción ambiental, daños sociales y económicos son algunas de las consecuencias de este proceso que provoca, entre otros desastres ecológicos, la voladura de montañas de diferentes paisajes argentinos. En un sólo día se utilizan 9 toneladas de explosivos y 10 toneladas de cianuro para separar el oro de la roca. Un sólo anillo de oro equivale a 18 toneladas de desechos tóxicos. Por si fuera poco, el proceso utiliza 300 mil metros cúbicos de agua potable por día y ese líquido contaminado se traslada a los piletones, llamados diques de cola, que cuando se fracturan se vuelcan en ríos, arroyos y acuíferos. La mega minería provoca destrucción del medio ambiente. Ríos agotados, agua contaminada, empobrecimiento, habitantes con enfermedades mortales. La incidencia de cáncer en Andalgalá trepó hasta un 800 %. De toda explotación metalífera, la del uranio es la más perjudicial y perversa. La contaminación radioactiva condena a terribles padecimientos a la humanidad y a la naturaleza. |